El dulce sabor de la alianza entre EPM y una asociación de mujeres de Entrerríos
Luz Mabel Echavarría tiene 51 años y llegó al campo hace 15 por azares del destino. Su vida, que había transcurrido en una ciudad de Antioquia, la llevó a retarse de diferentes maneras al encontrarse con un entorno distinto.

Entrerríos, el municipio que la recibió con los brazos abiertos, fue también el lugar donde comenzó a plasmar un sueño junto a sus nuevas amigas: poder defender los derechos de las mujeres y darles la oportunidad de ejecutar proyectos donde pudieran resaltar y desarrollar todas sus habilidades.
Parte de esa historia comenzó en 2017 cuando se formalizó la Red de Mujeres Entrerríos, una asociación conformada por jóvenes, profesionales y amas de casa dispuestas a luchar por la transformación social en esa localidad del Norte de Antioquia:
“No fue un proceso fácil, pero desde ese momento se empezaron a abrir puertas y hay muchas personas que han creído en nosotras. En este momento estamos ejecutando un proyecto con EPM que nosotras como mujeres hemos sido pioneras y podemos decir que nuestras familias se han visto beneficiadas”, expresó Luz Mabel.
Ese proyecto al que se refiere es un cultivo de arándanos. Nació como una iniciativa de Empresas Públicas de Medellín que hizo posible la construcción de 17 cultivos en Entrerríos con la proyección de que cada beneficiaria pudiera sembrar cerca de 200 plantas que hoy son el sustento económico de sus familias.
“Mi hija y yo dependíamos de mi esposo y él se quedó sin trabajo en el 2022, fue una crisis fuerte. Si no hubiera sido por el cultivo no sé qué hubiéramos hecho, incluso en este momento los tres trabajamos ahí y vivimos de los arándanos, para mí ha sido una bendición”.
Inicialmente, EPM llevó profesionales para realizar capacitaciones y asesorías técnicas con visitas a cultivos en otros municipios como Sonsón y charlas sobre buenas prácticas, motivando a mujeres como Luz que nunca habían trabajado en el campo.
Cada productora empezó su proceso con 200 plantas de arándanos, el terreno con los invernaderos, las adecuaciones necesarias y los insumos para los riegos. Con el tiempo se fueron convirtiendo en cultivos que empezaron a dar frutos y a convertirse en una opción de sustento para las familias campesinas.
“Mi esposo, mi hija, mi cuñado y yo somos quienes hemos sacado adelante nuestro sembrado. Todos los días lo regamos dos veces, y los sábados hacemos otras tareas para mantener todo en perfecto estado. Esto nos ha unido mucho como familia y, sobre todo, es una representación del amor porque les hablamos a las plantas y les agradecemos por todo lo que nos permiten”.
Fruto de estos emprendimientos, semanalmente se recolectan alrededor de siete kilos de arándanos que son comercializados en ferias y negocios de diferentes municipios y con la ayuda de EPM esperan activar nuevas estrategias comerciales para que los arándanos de Entrerríos lleguen a muchas más personas.
“Para nosotras ha sido un voto de confianza que no se puede describir, siempre están pendientes de lo que necesitemos y de alguna manera es como llevarle un mensaje a otras mujeres que sí podemos tener autonomía económica e incluso aportarles a nuestras familias”.
Como Luz Mabel, muchas otras mujeres de la asociación han podido encontrarse a través de esta iniciativa que lleva la marca de campesinas valientes, perseverantes y resistentes, que solo necesitaron un voto de confianza para convertir un proyecto en un sueño hecho realidad.
En paralelo al crecimiento de los arándanos, cada productor también cuida los 100 árboles nativos que fueron sembrados en sus fincas o zonas cercanas, iniciativa que también lideró EPM con el objetivo de devolverle a la tierra, un poquito de todo lo que ella regala.
