Mochilas Kankuamas: piezas únicas que nacen del corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta.

La planta es sembrada y cuidada entre cuatro y cinco años, tiempo en el que el Maguey crece, fruto de la paciencia y la dedicación de los macaneros, quienes llevan en su ADN la conexión con la madre tierra.

Para extraer la fibra, la macana, la tabla y el machete entran en una suerte de compás que, en conjunto, ayudan a los hombres a liberar la esencia del Maguey, una tradición que se hereda de generación en generación.

Después, cada hebra es lavada con intención, en un proceso que limpia, purifica y revela su verdadera textura. Cuando el río corre sobre sus hebras, se lleva consigo las impurezas, dejando la esencia de una fibra que respira naturaleza y se convierte en el lienzo de las mujeres, quienes plasman pensamientos, historias y sueños en el tejido de sus mochilas.

El sol, como aliado de las mujeres Kankuamas, es el encargado de secar el Maguey, un ritual que, con paciencia y tiempo le da la consistencia perfecta a esta fibra y la prepara para el siguiente paso…

Cada mochila es una historia. Un proceso que honra la naturaleza, el oficio y la cultura de los pueblos indígenas.

Kankuamos: guardianes de nuestras raíces